Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) es un artista total en proceso constante de crecimiento sostenible.
Su energía, emoción y dedicación orbitan ahora, tras estos años fulgurantes, para afrontar el doble nuevo reto que suponen una nueva gira y un nuevo álbum, esta vez con una visión mucho más global, si cabe: desde el suelo de Piloña, de Asturies y del noroeste peninsular, hacia el orbe en su conjunto.
Nos vamos a La romería, un espacio propicio para la celebración y para la comunión, un lugar para sentirnos libres de prejuicios, para latir soberanos y amantes, libertinos y buenos en el más amplio sentido de la palabra bueno. Un show que se vislumbra extrovertido, caliente, ambicioso, alegre, bailable y, quizá, épico.
Desde 2019, el asturiano ha madurado de manera muy significativa como artista y como persona. A su álbum debut, Trópico de Covadonga, que presentó en infinidad de ciudades de Europa, en América y Oriente Medio, le siguió el aclamado Manual de cortejo, que supuso el reconocimiento a nivel fonográfico de la crítica especializada y de un público bien exigente, permitiéndole traspasar la escena del folclore, o más bien, significando para el folclore un lugar sonoro de pasto generoso, pleno, amplio y seductor para muchos escuchantes, para artistas y para todes, en general.